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01ago05
“La cárcel es un campo nazi”.
Liliana Sotomayor es madre de Germán Sánchez, interno que protagonizó uno de los dos motines con toma de rehenes la semana pasada en la Penitenciaría de Mendoza. A pesar de que las autoridades se habían comprometido a no tomar represalias, los menores fueron brutalmente reprimidos, algunos incluso con “palos en el ano”, como denunció el capellán de la cárcel. Esta madre pide que dejen de golpear a los presos y acusa al servicio penitenciario de organizar los motines. Critica también al Gobernador Julio Cobos en una de las semanas más críticas de su gestión.
- ¿Qué está pasando en la cárcel?
Nos han pedido que formemos una comisión de padres. Algunos denuncian que en estos momentos le están pegando a un muchacho porque la madre mostró cómo estaban rotas sus ropas; cómo habían roto las zapatillas cuando entró Infantería a reprimir. Mostró cómo habían destruido todo. Acá hay un desorden total. Las autoridades no saben qué hacer, para qué lado disparar. Esto es un campo nazi. Me lo reconoció la directora penitenciaria. Ya no es un lugar inhumano, es un campo nazi. Esto lo ha hecho el señor (Julio) Cobos porque no ha cumplido el acuerdo de los derechos humanos que firmó (Alejandro) Acosta –Subsecretario de Justicia- en Paraguay. Ahí se disponía dar los beneficios y reinsertar en la sociedad a los chicos.
- El cambio de Director tuvo que ver con algo de esto ¿Qué considera usted como mamá?
Mire, cambio o no, esto es más de lo mismo. O sea, estamos igual. Acá no se trata del cambio del Director. Se trata de hacer cosas. “Usted como mamá, dígame, qué quiere”, me dijo el Director Omar Pérez Botti ¡Están perdidos! No quiero que los golpeen más. Si hicieron unas chuzas de madera, que no las vi y no les creo, rétenlos, amenácenlos, pero no les toquen un pelo porque están levantando la tensión. ¿Qué están buscando? me pregunto. Están buscando agitación. Si son jóvenes adultos, inexpertos, entonces porque los maltratan de esa manera. Los chicos están encerrados totalmente. No tienen recreación, no tienen patio. Tienen una hora de recreo. Con eso sólo no pueden sacar toda esa tensión que tienen por su juventud. Y encima, están maltratados psicológicamente porque están privados de la libertad física, pero no de la dignidad humana. Pedimos que la sociedad se solidarice con nosotros por favor y que entendamos que los penitenciarios son empleados nuestros. Acá los protagonistas son los presos, sino no existiría la cárcel. Y a ellos –por los penitenciarios- les interesa que salgan con odio, con violencia. No les interesa reinsertarlos en la sociedad. Si ellos quieren eso, significa que estamos manejados por poderes muy superiores para que este país se destruya. Entonces, por favor, no miren a los presos como una basura. Que ayuden los funcionarios, los legisladores de la oposición para que esto tenga otra vía. Están confundidos, no saben qué hacer. Dicen una cosa y después hacen otra. Acá hay muchas peleas internas y nosotros no queremos política. Lo que queremos es que no maltraten a nuestros hijos.
- ¿Usted le adjudica alguna responsabilidad al servicio penitenciario en todo esto?
Totalmente. Ellos fueron los responsables del motín. Ellos incitaron a los jóvenes. Hacía un mes que les venían dando droga y alcohol, porque esto es una cuestión política. Quiero que la sociedad entienda que esto no es un motín de profesionales que saben hacer motines. Ni siquiera se habían encapuchado. Y el primer penitenciario que estuvo retenido en el motín fumaba fasos de marihuana con los internos, se los había traído él. Tomaba mate, comía sandwichs y les decía “chicos tranquilos si yo estoy con ustedes; pidan por los beneficios”. Los penitenciarios toda la vida han dominado el penal. Los directores son a veces dominados por ellos. Entonces, cuando los directores toman actitudes que no les gustan, ellos arman motines y más con menores.
- Qué tiene para decir de las denuncias que hizo el padre Roberto Juárez con respecto a que en la última requisa la Policía les habían introducido palos en el ano.
Sí, eso es verdad. Los mismos chicos nos han dicho. A unos les introdujeron el palo, a otros directamente los tocaban, los manoseaban para que se sintieran vejados.
En eso otra madre de un interno que escucha la entrevista con Sotomayor denuncia:
“Anoche los sacaron a todos a las dos de la mañana, los pusieron en fila y les gritaban: ´quiénes mandan acá`, mientras los golpeaban. Eso duró hasta que contestaron: “los penitenciarios”, porque les pegaban y les pegaban.
Cuando volvemos al diálogo, la madre de Germán Sánchez reflexiona: “Es una actitud nazi. Esto es un campo nazi. Yo tengo un hijo que está por salir y hace tres meses que está aquí, pero convoco a las madres que tienen hijos condenados a que nos unamos porque esto tiene que cambiar. Este lugar tiene que ser para rehabilitación. Para que cuando salgan a la sociedad no lo hagan con odio, con venganza.
Cómo no van a salir a delinquir si no tienen espacio para cambiar ni reinsertarse en la sociedad porque esa posibilidad no se las da nadie. En la cárcel no les dan un oficio, nada para que cambien y encima les inculcan odio y violencia. Los tratan de esa manera porque son unos nazis. Seamos conscientes, el señor Cobos tiene que dar la cara y si no sirve para gobernar un penal, entonces no sirve para gobernar una provincia. Entonces que se vaya, que venga otro. A lo mejor lo hace bien.
[Fuente; Rodrigo Sepúlveda, editor Agencia Taller (UNCU), Cuyo Noticias, 01ago05]
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