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28nov07


En el Caso López, cada vez hay más pistas, pero menos esperanzas


Más de un millón seiscientas setenta y dos mil comunicaciones analizadas, entre estas casi medio millón de llamados desde teléfonos celulares en la zona de La Plata, 500 operativos en más de cincuenta localidades, 549 personas investigadas entre ex represores, militares, policías y viejos miembros del servicio penitenciario.

Estos son algunos de los números de la investigación por la desaparición de Julio Jorge López, el testigo de cargo de 77 años que declaró contra el ex comisario y represor Miguel Echecolatz y permanece misteriosamente desaparecido desde la mañana del 18 de setiembre de 2006, cuando se lo vio por última vez cerca de su casa del barrio Los Hornos.

Desde entonces hubo un enorme despliegue de medios y recursos para la investigación, que lleva adelante el juez federal de La Plata, Arnaldo Corazza, junto con la Superintendencia de Investigaciones en Función Judicial, con apoyo de la Policía Federal y de la SIDE. Y la recompensa a quien suministre datos fehacientes fue ascendiendo hasta alcanzar el millón de pesos.

Sin embargo, el presidente Néstor Kirchner y el gobernador Felipe Solá -junto con su ministro de Seguridad, León Arslanián- terminan este 10 de diciembre sus mandatos sin que el caso aparezca en vías de resolverse. Pasaron ya catorce meses y no hay detenidos ni procesados.

En la provincia, la posta política será tomada por Daniel Scioli y por su ministro para el área de seguridad, Carlos Stornelli. Fuentes de la investigación aseguran que la causa seguirá su curso y que el juez Corazza tiene nuevas pistas para profundizar.

Los investigadores apuntan en estas últimas semanas a una persona que tiene vinculación con Etchecolatz, pero también con los demás actores que aparecieron en la causa y haría de "nexo" entre distintas líneas de investigación que se siguieron.

También, a la luz de los cruces telefónicos, habría vuelto a cobrar relevancia el operativo que se hizo en la localidad de Atalaya en los inicios de la investigación. Allí los perros adiestrados habían marcado el posible paso de López por la vivienda que pertenecía al delegado municipal Rubén Durso, aunque la pericia fue denunciada porque los policías habían pasado previamente con prendas que pertenecían a López.

A todo esto, se sigue considerando relevante la prueba incorporada a la causa en enero, con las fotos de un acto donde aparecía López y muy cerca Raúl Chicano, un ex lugarteniente de Etchecolatz cuya función habría sido -creen los investigadores- "marcarlo" antes del secuestro. Hace algunos meses el domicilio de Chicano fue allanado, pero el juez todavía no lo citó a declarar.

En la búsqueda de la presunta conexión de represores ilegales con el secuestro y eventual homicidio de López, la investigación apuntó al penal federal de Marcos Paz, donde están presos Etchecolatz y otros 40 represores.

El juez Corazza hizo allí una requisa en marzo, y el 28 de junio decidió hacer un allanamiento. "Si había un lugar ideal para pergeñar el secuestro, ese era Marcos Paz", señala hoy uno de los investigadores, que recordó "las prestaciones VIP que tenían allí los represores, que eran tratados como héroes y según su antigua jerarquía, como Etchecolatz". El penal había "ocultado" que esos presos hablaban con el exterior por teléfonos que no habían sido declarados y por tanto, no podían ser intervenidos. Por estos motivos, en abril el ministro de Justicia, Alberto Iribarne, relevó al director de la cárcel, Héctor Altamirano, que consideraba "presos políticos" a sus alojados.

Se sigue con atención también el sugestivo empleo, la noche de los hechos en La Plata, de un celular a nombre de Etchecolatz.

[Fuente: Clarin, Bs As, Arg, 28nov07]

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