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24abr98


Testimonio de Susana Funes, una activista sindical histórica, sobre su paso por las cárceles de la dictadura argentina.


Declaración Susana Funes.
Nacida el 29 de Agosto de 1943
Nacionalidad: Argentina
Ciudad: Córdoba
Sindicato: Luz y Fuerza

Luz y Fuerza.

Fuí militante y activista, delegada sindical y miembro de la dirección del sindicato "Luz y Fuerza" de la ciudad de Córdoba. Estaba integrada en la comisión de Derechos Humanos del sindicato, que estaba adherido a la CGT de Córdoba. La importancia del sindicato, además de su capacidad de combatividad, reivindicación y movilización, era su conducción (dirección) pluralista, pues se integraban en él todos los sectores políticos que existen en el país. Así, Luz y Fuerza aglutinó a dirigentes y militantes radicales, peronistas, socialistas, comunistas, independientes y miembros del PRT-ERP, para impulsar un frente de reivindicaciones laborales, sociales, políticas y colectivos vecinales populares de la ciudad de Córdoba.

El Secretario General de Luz y Fuerza fue Agustín José Tosco, que fue también Secretario adjunto de la CGT de Córdoba, y fue el compañero de Susana Funes tras separarse de una primera mujer. Era el sindicato de la empresa eléctrica de Córdoba y tenía una estructura federal. Agustín Tosco fue un dirigente popular de trascendencia internacional y muy respetado por su entrega al sindicalismo reivindicativo y su constante ejemplo ético.

Luz y Fuerza impulsó en Argentina toda una década de movilizaciones, desde la concepción de un sindicato de izquierdas y de clase. Fue el impulsor de "el Cordobazo", la huelga general popular que tomó las calles de Córdoba y provocó la caída del militar Onganía (1969). La represión fue terrible: hubo 34 muertos por la policía y más de 1000 detenidos. Tras el Cordobazo, Agustín Tosco es detenido junto con la dirección del sindicato: 23 personas, entre las que recuerdo a Simón Grigaitis, Osvaldo Ortiz y Tomás de Toffino - que está desaparecido- y se le hace un Consejo de Guerra, donde es condenado a 8 años y 6 meses de cárcel. Yo, Susana Funes, era miembro de la dirección en ese momento, y fui condenada también a 6 meses de prisión con suspensión. Al mes todos los presos salen en libertad en noviembre de ese año.

Agustín estuvo varios meses preso, y fue puesto en libertad por las movilizaciones populares que solicitaban su excarcelación. Libre, Agustín Tosco vuelve a liderar las movilizaciones populares, y el nuevo presidente interviene el sindicato, nombrando a un militar de la marina de guerra como Interventor. Este hecho provoca el accionar de la dirección perseguida, y la recuperación por parte de Tosco del liderazgo político y sindical en las movilizaciones de la ciudad y en el país, incluso desde la cárcel. En ese momento, y a pesar de que todos los dirigentes de la CGT estaban en busca y captura tan solo Tosco está en prisión.

Durante los breves mandatos de Levington y Lanusse ocurre "el segundo Cordobazo": nuevas movilizaciones populares por los derechos sociales. En Marzo de 1971 la dictadura encarcela nuevamente a Agustín Tosco. En ese año se levanta la intervención del sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba y Agustín Tosco se presenta desde la cárcel pues estaba preso sin cargos "a disposición del PEN"(Poder Ejecutivo Nacional) y gana las elecciones sindicales.

Durante los fusilamientos de Trelew, el está detenido en la prisión de Rawson. Tras la fuga de la cárcel de varios guerrilleros importantes, mueren asesinados por la marina varios guerrilleros. En noviembre de 1972 recupera la libertad y recupera la libre actividad sindical y el protagonismo a nivel nacional era muy amplia, por su gran capacidad de influencia. Era muy respetado en el peronismo a pesar de no ser peronista. Fue impulsor de un Frente Amplio y plural, que actuaba desde el pluralismo en el plano sindical (huelgas, derecho al voto, etc), pero también como grupo político de oposición a los diversos gobiernos y dictaduras militares.

En el año 1973 asume Cámpora la presidencia, y en el año 74 empieza a actuar la Triple A ( o las tres A) en Córdoba, amenazando a dirigentes populares y a sus familiares, y empiezan a aparecer los primeros asesinatos y los primeros desaparecidos. Existía concretamente el grupo paramilitar Comandos Libertadores de América (CLA), que era la sucursal en Córdoba de la Triple A. Es ese año 1974 cuando Perón asume la presidencia e impulsa o permite un "golpe militar" en Córdoba, nombrando como Gobernador, máxima autoridad política y militar, al teniente coronel Domingo Navarro. Tras la muerte de Perón, asume Estela Martínez de Perón, quien como nueva presidenta interviene de nuevo el sindicato de Luz y Fuerza. Este tal Domingo Navarro se encontraba residiendo en Las Palmas de Gran Canaria a fines de 1975 y se conoce que residía en una vivienda a la que asistían Lorenzo Miguel, Secretario General de la UOM (Unión Obrera Metalúrgica) y el Ministro de Trabajo Otero, del Gobierno de Perón. Este fue el sindicato que intervino Luz y Fuerza y sus dirigentes eran conocidos por su definida ideología de ultraderecha y por contar con un aparato paramilitar propio.

Tras la intervención, Agustín Tosco, constantemente amenazado, se ve obligado a pasar a la clandestinidad. Vive del apoyo económico de los trabajadores de Luz y Fuerza, que aportan la plata y lo esconden en diversas casas de militantes de la sierra de Córdoba. Desde la clandestinidad no dejó de dirigir la actividad política del sindicato. Por ejemplo, aparece sorpresivamente en actos públicos del sindicato en Córdoba e interviene en ellos, y luego vuelve a desaparecer.

En el 75 por una infección se enferma gravemente. Estaba apoyado en ese momento por un grupo de militantes del Partido Comunista argentino, que no supieron reaccionar a tiempo ni percibir la gravedad de su situación a pesar de que si alcanzaron a verlo varios médicos en Córdoba, y finalmente cuando lo trasladan a Buenos Aires a la clínica Pinocle, la infección se había extendido y muere de septicemia en noviembre de 1975.

El entierro en Córdoba fue acompañado de una gran multitud y terminó con incidentes, pues el Gobernador mandó policía a vigilar a distancia e incluso un helicóptero que sobrevolaba la zona produjo un tiroteo.

Entré a trabajar en la empresa eléctricas en el año 65 y fui compañera de Agustín Tosco desde el año 67 hasta su muerte. En Córdoba la represión tras el golpe del 76 fue muy fuerte. Se perseguía a dirigentes y militantes casa por casa para detenerlos. El ejército subía a los colectivos (bus) para registrar e identificar gente. René Salamanca, Secretario General del Sindicato Automotriz (de mecánicos) está desaparecido también. Pero a pesar de esto he de decir que el sindicato aún clandestinamente y en plena dictadura demostró en ocasiones su oposición y combatividad. En Buenos Aires, se hicieron apagones de luz en distritos enteros. También recuerdo que en las fábricas como modo de protesta se trabajaba más despacio adrede para disminuir la productividad. En ocasiones se hacía público en carteles y anuncios sloganes como "Por un aumento salarial justo, por los desaparecidos". Esto provocó que el ejército entrara en los talleres y detengan y desaparezcan trabajadores. Te interrogaban preguntando: ¿ por qué vos que hacés una pieza de este tipo en cuatro minutos ahora la haces en siete? Los obreros y sindicalistas fueron detenidos por el III Cuerpo del Ejército. A muchos los detenían a la entrada o salida del trabajo, recuerdo que el caso de Di Tolfino fue así.

Entretanto yo seguía trabajando clandestinamente con el sindicato y con los familiares de los detenidos de Córdoba.

Mi detención.

En septiembre de 1976 llegó el ejército a mi domicilio, donde no siempre dormía, y logré escaparme milagrosamente pasando desde una ventana al tejado y de ahí a la calle rodeando la manzana.

A partir de ahí dormía y me escondía en diferentes domicilios. Pero un día, concretamente el 4-2-77, necesité pasar por casa, y estaba allí con un matrimonio amigo (Oscar Álvarez, que también estuvo en la dirección del sindicato) y una tercera amiga (Alma), cuando apareció en la casa un comando del ejército, dijeron que eran de la policía federal, pero se veía que eran militares. Registraron la casa y se llevaron libros y casset de música. Llevaban ametralladoras y no enseñaron credenciales ningunas. Yo pedí que documentos les autorizaba a registrame y se rieron a carcajadas. Dejaron irse a mis amigos, y me detuvieron. Me metieron en un auto, y al salir a la calle vi que habían desplegado todo un operativo pues había varios autos. Me tiraron en el piso del coche en la parte de atrás y me pusieron en la cabeza unos trapos para que no viera nada.

La Ribera.

Me llevaron al campo conocida como La Rivera, campo que cumplió el papel de "La Perla" durante el año 75 en la represión. Me llevaron a unos calabozos donde me interrogaron. Llegué a las doce de la noche. La Rivera era un campo de detención ilegal, que había sido cárcel militar, situado al fondo del barrio de San Vicente de Córdoba. Allí llegué esa noche vendada y esposada.

Los primeros interrogatorios alternaban la agresividad y la tranquilidad, y me interrogaron casi a diario durante los tres primeros meses que pase allí. A veces, ante mi negativa, se alternaban preguntas y palizas físicas. Esa noche me negué en rotundo a decir nada, más allá de mis datos que además ya conocían. Les dije desde un principio que podrían matarme si querían pero que no iba a hablar que podrían matarme pero que no pensaba declarar nada. Me decían que había que colaborar y correría mejor suerte, como otros.

Esa noche me llevaron a un tubo, donde pasé los tres meses. Me sacaban del tubo para interrogarme y del interrogatorio al tubo. A veces nos llevaban a otras dos salas más grandes que eran llamadas "cuadras", y en los interrogatorios se alternaban unas veces los militares y otras veces los colaboradores (ex-detenidos que aceptaron trabajar para el ejército). Estos últimos animaban a que cantáramos y a declarar animándonos con que por ese camino obtendría mejor trato y suerte. Ellos no llevaban nunca el tabique, que a nosotros nos quitaban en muy raras ocasiones, y gozaban de libres movimientos en el campo, pero también estaban presos. Era gente que daba pena y asco, porque estaban muy quebrados, estaban muy acabados como personas. Yo siempre les contestaba enérgica y despectiva: ¿ Qué haces tú acá? ¿Por qué me molestás? ¿Acaso eres miliko? Entre los colaboradores recuerdo a Charles Maure, del PRT. Me preguntaba entonces si ya era servicio o infiltrado antes de caer en manos de los militares, si ya era un infiltrado en el PRT. También recuerdo a Héctor López y a su señora eran colaboradores de los militares y del PRT. Sabían que era compañera de Tosco, y que ideológicamente tenía mucha solidez y aguante. Los métodos de tortura fueron múltiples y los aplicaban en función de cada uno. En mi caso, al no darme de comer y casi repetir los interrogatorios a diario, me llevaron al agotamiento físico y psíquico. Recuerdo que en el interrogatorio me preguntaban que por qué pensaba yo que me iban a matar, a lo que respondía que estaba a la vista. También preguntaban datos sobre mi vida profesional y afectiva, como por ejemplo cual era la frecuencia sexual con mi compañero, etc; buscaban conocer tu nivel de afectividad, tu dependencia personal de las personas que estaban fuera.

Comida: sopa y mate.

Desde el principio intentaban matarnos por hambre. Solo nos daban de comer una sopa al día, que era solo agua con algo picante y una taza de mate cocido. Eso era todo nuestro mantenimiento. Luego era obligada a estar vendada casi siempre. Recuerdo que los sábados y domingos nos dejaban salir a tomar el sol un rato al patio interior al que daban los calabozos y permanecía allí sentada a la puerta del tubo. Recuerdo que en una ocasión trajeron a un médico militar que me revisó y que vino a constatar si se podía seguir con el método que se me aplicó a mí.

En alguna ocasión trajeron gente de las organizaciones guerrilleras para ver si me conocían, para identificarme, pero dijeron que no me conocían. Supongo que eran también detenidos a los que utilizaban para identificar a otros.

Paradójicamente conocí en la cárcel a tres tipos de la CLA (Triple AAA) que estaban allí presos por haber robado plata del ejército. Uno de ellos se llamaba Pereyra. A veces nos dejaban pasear a varias presas juntas por el patio, y recuerdo que en varias ocasiones me rodeaban intentando sacarme información, tirarme de la lengua, preguntar por el PRT, por el PCA, ETC. Entre los malos tratos que sufrí tengo que citar los abusos sexuales y dos intentos de violación por parte de "Gato Gómez". Era este un torturador y un nazi. El fue el responsable, al mando de un comando parapolicial, de la voladura del cine "Cinerama" donde pusieron una bomba por la emisión de una película considerada subersiva. El "gato Gómez" había sido sancionado por Videla por tráfico de armas. El primer intento de violación sucedió por la fuerza bruta ayudado por dos gendarmes, pero me resistí violentamente, y lo dejaron, porque aún tenía fuerzas para luchar a pesar de lo débil que me encontraba. El segundo fue muy distinto, estaba el solo, casi desnudo y tecleando en una máquina de escribir, me interrogaba una vez más por Agustín, y por Salamanca intentó seducirme y yo lo desprecié. Me pegó una trompada y en la lucha con él en el suelo a mi me dio un shok nervioso: "si me quieres coger tendrá que ser muerta", le dije. Me pegó una trompada y salí de su despacho.

Destrucción psicológica.

Quiero denunciar aquí el intento de destrucción de las personas que estuvimos detenidas, aplicando con nosotros en cada caso los métodos científicos que creyeron más adecuados para acabar física y psicológicamente con cada persona según el estudio que habían realizado de ella y según las características de cada uno de los detenidos. Quiero denunciar aquí el uso de la psiquiatría médica y la psicología a hechos de tortura y a la represión, a la detención y la eliminación sistemática de personas, el intento de aniquilación de la conciencia.

Porque ya estaba muerto Agustín, yo ya estaba mitad muerta, ahí quisieron dejarnos un mensaje; con la represión.

Pretendían, y en parte lo han conseguido, " que de aquí en treinta años que no te muevas más", "si sales viva", dijo alguien.

Por ejemplo, a mi intentaron destruirme sin darme sin darme qué comer casi durante tres meses y obligándome a una soledad casi absoluta. Estuve casi tres meses sin comer, cada día más débil. En ocasiones me dejaban sola en una de las cuadras, vendada, durante horas. Era una sala donde no se oía absolutamente nada. Uno se siente en la soledad dentro de la soledad, en el silencio dentro del silencio. Era tan terrible que cuando uno volvía al tubo le tenías cariño al calabozo, te parecía un sitio concreto, ya familiar y conocido, donde estabas más protegido. También perdías el sentido del tiempo y espacio, y hasta de las proporciones y hasta el equilibrio personal. En esta situación en la Rivera, estuve yo sola tres meses, mientras había gente que iba y venía, salieron antes de la Rivera o fueron trasladados.

El personal de La Ribera.

El personal que trabajaba en el centro clandestino estaba formado por personal militar (ejército) y gendarmería. La gendarmería tenían encomendado la vigilancia a presos y la custodia, pero eran cambiados cada semana. Procedían de extracción social obrera, solían ser los hijos de los trabajadores de la provincia. Nos trataban mejor que el ejército, claro. Y normalmente no reprimían, aunque a veces fueron obligados a dar palizas y a portarse cruelmente.

Recuerdo una anécdota y es que a la noche un custodia me ofreció en una ocasión tomar mate, y recuerdo que me contaba lo duro que le resultaba hacer lo que le obligaban a hacer, y todavía me tocó, nos tocó en más de una ocasión hacer de pañuelo de lágrimas. Recuerdo que uno de los gendarmes me contó cómo mataron al hijo de Menéndez, con doce años de edad. Luciano Benjamín Menéndez era el Comandante en Jefe del III Cuerpo del Ejército y responsable máximo de la represión en la zona de Córdoba y Tucumán. Se contaba que se fue a duchar el niño y el gas se descompuso. Lo llevaron al Hospital de Urgencia de Córdoba y había que hacerle una traqueotomía pero los especialistas de traqueotomía no estaban en el hospital porque Menéndez los había cesado de sus puestos. Consecuencia de esto es que el niño muere y Menéndez pierde a su niño de 12 años.

Sin embargo otras versiones apuntan a otras teorías. Un gendarme me contó que en venganza por la muerte de varios oficiales del ejército a los que Menéndez mató acusandolos de tener relación con la guerrilla, los oficiales le echaron a la coca-cola del niño un veneno y el niño murió. También habría ocurrido, por otra parte, que un oficial militar al arrojar cuerpos de muertos por la represión a una fosa común del Cementerio de San Vicente, vio un cuerpo del que caía una documentación de un amigo (Susana cree que esta información podría estar en la CONADEP)

Traslado a la cárcel.

A los tres meses me informan la decisión de trasladarme a la Unidad Penitenciaria 1. Yo pregunté que de qué se me acusaba, y me contestaron que de nada, que quedaría en libertad y en unos días y me largarían pero que sabían que yo había sido el puntal derecho de Agustín Tosco. Me mintieron.

Unidad Penitenciaria 1

Eran celdas individuales, teníamos que defecar en un tarro. Nos levantábamos a las seis de la mañana. No podíamos bordar, tampoco salir al patio, no podíamos caminar en el pasillo. Se pretendía nuestra parálisis e incomunicación.

El horario diario era más o menos el siguiente:

  • 8 de la mañana: levantarse, duchas de agua fría y echarlas necesidades al bando, etc.
  • Permanencia en las celdas hasta mediodía.
  • Celda: La luz permanecía todo el día y toda la noche encendida.
  • La "Ley de Fugas" se le aplicó a 34 prisioneros. Recuerdo un médico que lo mataron estoqueado por las manos y pies. Le tiraron agua encima y hacia un frío tremendo. Le dio un infarto.

Estuve allí en la cárcel de la UP1 de Córdoba hasta Octubre de 1978, que fui trasladada vendada y esposada a la prisión de Villa Devoto (Capital Federal)

Videla pretendía que Menéndez aflojara el durísimo régimen penitenciario que llevaba en UP1, que cambiara de Director el penal, y nombra a un comandante de infantería que ya fue director en 1974-75, antes del golpe. Asume el mando, asume que los presos están muy maltratados allá, pero dura un mes en el cargo. Recibe una terrible paliza de las Tres AAA, lo envían al hopsital y le dicen que no asuma más.

Cárcel de Villa Devoto (Cf)

Estuvo allí desde octubre 1978 hasta Julio de 1981. Allí existía un régimen de aniquilamiento con tres grados de intensidad: R1, R2 Y R3.(El R1 era el más duro)

R1: Presos en celdas de cuatro personas, íbamos uniformados con un ridiculo traje pantalón/chaqueta azul.

  • Eramos 90 personas en el pabellón.
  • Había 1 salida al patio 1 hora diaria mañana/o tarde.
  • 1 hora diaria a la tarde hablaban con visitas directas, a través de micrófono (grababan todo)
  • Mucha ayuda para soportar el régimen entre la gente.
  • Presos se comunicaban con "notas" entre presos.
  • En régimen R1 decidieron que todas las compañeras iban a misa para salir de la celda y hacer algo. El cura al que llamaban "San Fachón" se enfadó porque sabía que era una hipocresía la repentina fe..

R2: Por muchas presiones se resolvió que las personas que pasaban a este R2 recibía un tratamiento menos duro y represivo, era régimen menos agresivo. Llevaban uniforme de presos también.

R3: Era el régimen menos duro: recibían visitas de contacto, tenían televisor.

  • No llevaban uniformes.
  • Relación más blanda con los funcionarios.

Relación con los curas; visita de la cruz roja internacional.

A los confesionarios de los curas allá se les llamaba "quioskitos", y se dieron casos en los que los curas interrogaban en el confesionario: ¿Qué hacías en la vida clandestina? E intentaban obtener datos con la excusa de la confesión y su secreto.

Se debatió entre las presas, y decidieron no asistir más a los confesionarios, porque habían dicho que sí pensando que era algo que podía ser útil, servir para construir y no para destruir.

Yo recuerdo que estando en la Unidad Penitenciaria 1 de Córdoba, para preparar la visita de la Cruz Roja Internacional a la prisión, las autoridades dejaron entrar primero a diversos curas, que eran capellanes castrenses del III Cuerpo del Ejército, para obtener información. De hecho es conocido que algunos actuaron como servicio de inteligencia del ejército. Quisieron también detectar el estado de ánimo de los presos antes de la visita de la CRI, pero no se interesaron por nuestras condiciones carcelarias e inhumanas, solo querían saber si ibamos a denunciar a los militares ante la CRI. Los curas mantuvieron entrevistas individualizadas con cada uno de los presos. Yo recuerdo que el que se entrevistó conmigo había manejado un dossiers completo de información sobre mí, puesto que me habló del Córdobazo, habló de que la subversión era como un tentáculo porque "ustedes entran en los sindicatos agazapados para tomar el poder". Yo le planteé al cura con el que hablé que pensaba que la iglesia era responsable también de los malos tratos que recibíamos y de la incomunicación en la UP1 y que no estaba de acuerdo, que defendía las posiciones de los milikos, etc. Recuerdo que amigas mias de esa época, a las que he seguido viendo, me dicen ahora que cuando ibamos a la reunión con los curas yo me volví y dije: " Vamos a las entrevistas, pero no se olviden que bajo las sotanas está el general Menéndez".

Cuando finalmente llegó la CRI las presas hicieron una denuncia porque en el segundo piso el ejército intentó ocultar a presas que estaban ilegalmente detenidas, finalmente y debido a nuestras denuncias la CRI fue al segundo piso. Hubo entrevistas de mujeres presas con delegados de CRI durante media hora de tiempo.

Denunciamos que no recibimos cartas, ni visitas, ni salida al patio, la mala alimentación, que los registros son continuos durante la noche, etc.

Recuerdo que le dijeron "esto es un panteón con nichos". Internacionalmente fue muy importante esta denuncia para iniciar un acoso al Gobierno militar desde la Cruz Roja, la ONU y posteriormente las instituciones europeas.

También les contamos que en la prisión funcionamos un tiempo con delegados elegidos que representaban a los presos.

Algunos de ellos fueron detectados y asesinados: así Hugo Vaca Naranja, hermano de un dirigente montonero, o Nicky Ceballos, a quién fusilaron y aplicaron la ley de fugas.

Susana Funes
En Madrid a 24abr98

Nota documental.

Está declaración fue recogida por la Secretaría de Derechos Humanos de Izquierda Unida durante la estadía de Susana Funes en Madrid que tuvo por finalidad el intentar reconstruir un archivo de las imágenes de televisión de Agustín Tosco y los hechos ocurridos en Córdoba. La dictadura militar destruyó la práctica totalidad de los archivos de imagen, para lo cual se le facilitó el contacto con varios archivos de televisión europeos. Este testimonio se publica en homenaje póstumo a una vida dedicada al movimiento obrero y las causas sociales. El Equipo Nizkor colaboró en el apoyo a Susana Funes durante toda su estadía en España.

La vida y la muerte de Susana Funes son el ejemplo necesario para las generaciones jóvenes argentinas de que es posible vivir con integridad los principios de solidaridad, fraternidad y libertad. Aunque el costo que haya que pagar por ello sea grande, es el único camino para que sea posible un mundo con justicia social y libertad.

Gregorio Díaz Dionis, Director del Equipo Nizkor.
Madrid, 15dic03

DH en Argentina

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Este documento ha sido publicado el 15dic03 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights