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06feb16


Una ruptura del FpV que se veía venir


En medio de la puja interna del Partido Justicialista (PJ) de Argentina por elegir su nueva dirigencia, acontece la ruptura del Frente para la Victoria (FpV), vista con alegría por el oficialismo y otros bandos opositores.

La bancada legislativa del kirchnerismo en la Cámara de Diputados se fracturó. Doce de sus miembros más otros tres del espectro peronista en ese recinto optaron por sumarse a la propuesta del debutante legislador Diego Bossio de crear un bloque justicialista al margen del FpV.

Si bien sus integrantes anunciaron que los miembros eran 18, e insisten en que seguirán creciendo, por ahora lo que vale es la inscripción oficial, y suman 15.

Así, la coalición que gobernó en Argentina durante 12 años quedó con 83 titulares en la cámara baja y pasó de ser la primera minoría a estar por debajo del interbloque oficialista de la Alianza Cambiemos, que suma 90, mientras el de Bossio queda cuarto, por detrás del Frente Renovador del excandidato presidencial Sergio Massa.

El otro que alentó y respaldó este desprendimiento es el gobernador por Salta, Juan Manuel Urtubey, quien se plegó al igual que Bossio a la idea de Massa de crear un peronismo moderno, libre de las ideas del kirchnerismo y mostrar una oposición responsable.

Los tres se reunieron en enero para un "asadito" en Pinamar donde seguro se cocinó algo más que tapa de asado, chorizo y morcilla, y se arregló la escisión que ahora sufrió el FpV.

Su idea es conformar un peronismo bajo su mando con el anhelo de ir logrando el respaldo necesario que le posibilite a este heterogéneo movimiento ganar las elecciones presidenciales en 2019 pero con ellos como conductores.

De ese modo, el tándem Urtubey-Bossio logró dividir el bloque que era la principal fuerza parlamentaria en la oposición al gobierno de derecha de Mauricio Macri.

Es algo típico en la política argentina en la que intereses personales, ambiciones políticas y la común soberbia idiosincrática se entremezclan para dar el traste con organizaciones partidistas.

Para los que siguen la política argentina, esta ruptura no es una novedad, pues comenzó a gestarse incluso antes de las elecciones presidenciales, legislativas y provinciales del 25 de octubre cuando comenzaron las primeras denuncias de deslealtad dentro de sus filas.

Incluso, previo a los comicios primarios del 9 de agosto se advirtieron las primeras movidas infieles dentro del FpV contra Aníbal Fernández, el entonces precandidato a la gobernación bonaerense, lo cual se hizo claramente evidente en el sufragio del 25 de octubre.

Como se acercaba el fin de los dos mandatos de Cristina Fernández y el anuncio de la ahora exmandataria de que no aspiraría a cargo político alguno ni del PJ, se desató una prematura e inoportuna lucha intestina por el poder dentro de ese partido político y el peronismo.

Ese pugilato interno contribuyó primero en gran medida a que el justicialismo perdiera el gobierno de la provincia de Buenos Aires, su gran bastión histórico, agravando así la pendencia partidaria que después condujo a la derrota por la Presidencia.

Para el oficialismo, la fractura del principal bloque opositor no pudo ser mejor. "Es una buena noticia", dijo el titular de la bancada legislativa de Cambiemos, Nicolás Massot, quien elogió como "actitud constructiva y madurez institucional" la decisión de los legisladores que abandonaron el FpV.

"El problema que teníamos era que el kirchnerismo insistía en no dialogar y con la obstaculización de las iniciativas" del gobierno de Macri, admitió Massot.

Ahora el partido Propuesta Republicana de Macri junto a sus aliados de la Unión Cívica Radical y la Coalición Cívica que integran el interbloque de Cambiemos le garantizaría al ejecutivo el quórum en la cámara baja y los votos necesarios para modificar, por ejemplo, la ley Cerrojo, y así acordar el pago a los fondos buitre.

"Que 12 excompañeros le den la posibilidad a la administración Macri de tener quórum es una pésima noticia para los que representamos el 49 por ciento de los argentinos que no votó a este gobierno. Bossio le hace el juego político al ajuste", se quejó la kirchnerista Juliana Di Tullio.

Los que quedaron en el bloque ratificaron el miércoles a Héctor Recalde como jefe del mismo y discutieron la estrategia que asumirán en lo adelante.

Las críticas llovieron sobre Bossio, a quien Cristina Fernández elevó a director general de la Administración Nacional de Seguridad Social, mientras el excandidato presidencial Daniel Scioli lo acogió como uno de sus pilares para lo que sería su gobierno si ganaba.

También fue duramente criticado el diputado y líder sindical de los mecánicos Oscar Romero por sumársele.

Pero igualmente hubo expresiones conciliatorias y a favor de la unidad del peronismo, en especial de Recalde y del exgobernador José Luis Gioja, en particular este, quien necesita apoyo para su aspiración de convertirse en el presidente del PJ en mayo.

[Fuente: Por Martin Hacthoun, Prensa Latina, Bs As, 06feb16]

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