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26jul00
Pese a la negativa de los organismos de derechos humanos, el Teniente General Ricardo Brinzoni insiste en que se constituya una Mesa de Diálogo en Argentina.
El jefe del Ejército, teniente general Ricardo Brinzoni, aseguró que la institución nunca le dio la espalda a la Justicia en las investigaciones sobre lo ocurrido en la última dictadura, pero consideró que en los tribunales no hubo avances Al mismo tiempo, sostuvo que el robo de bebés debe ser castigado por ser un delito aberrante y destacó que una mesa de diálogo con organismos de derechos humanos debería complementar a la Justicia. El siguiente es la entrevista que Brinzoni concedió a La Voz del Interior:- El general Martín Balza declaró, por ejemplo, que para él hubo un plan sistemático para el robo de bebés, lo que se contradice con lo que usted piensa. ¿Siente que Balza se entromete o trata de aportar a la búsqueda de la verdad?
- Yo lo siento como una expresión personal de él, que no compromete nada más que a él. Lo dice a título personal, exactamente igual que a título personal el general Bignone publica una carta en el diario La Nación, o los generales Rivero o Menéndez pueden hacer otro tipo de declaraciones. Mientras no se entrometan en las cuestiones que son privativas del Ejército o del jefe de Estado Mayor, cualquiera de los militares en situación de retiro puede emitir su opinión personal.
- Pero el general Balza no es un general más.
- Es un general más.
- ¿No pesa más su palabra frente a, por ejemplo, la de Reynaldo Bignone?
- Dentro del Ejército, no. En la opinión pública, sí. La palabra del general Balza tiene en el Ejército un mayor peso por su cercanía al Ejército y por los años que tuvo como jefe de Estado Mayor, pero es la palabra de un retirado como cualquier otro.
- ¿Y en el Ejército, en los cuadros medios, quién tiene mejor imagen:Balza o un general que ha vivido en la época de la dictadura?
- La imagen de Brinzoni.
- Porque usted ahora es el jefe, pero ¿qué le parece que siente el oficial medio. Está más cerca de Balza en el tema de los derechos humanos?
- En derechos humanos están más cerca de Balza. Pero no es Balza, es la posición del Ejército de esta década, de este siglo. En los temas humanos estamos más cerca de eso, porque es la postura oficial. Tal vez ahora me doy cuenta de por qué la sociedad lo ve como una cuestión personal. Tal vez porque se habla tanto o se escribe sobre la postura del general Balza. Pero, en materia de derechos humanos, no es la postura de Balza sino la del Ejército Argentino. Sostuvo que los robos de bebés deben ser castigados. Advirtió que no se avanzó en el tema de la verdad histórica. Cree que debe haber una mesa de diálogo con entidades humanitarias. "El Ejército nunca le dijo no a la Justicia"
- ¿Es posible pensar en el futuro sin solucionar el pasado?
- No. Yo soy de los que creen que si hay algo mucho más difícil que adivinar el futuro, es cambiar el pasado
- ¿Cuáles son, a su criterio, los esfuerzos institucionales más importantes que se hicieron para tratar de superar el pasado?
- Lo que marcó sin dudas una inflexión fue en 1995 el discurso de reconocimiento de responsabilidades del jefe del Estado Mayor de ese momento, Martín Balza.
- Para algunos sectores ese discurso fue más personal que institucional. ¿No quedaron zonas grises?
- No me queda ninguna duda de que quedaron zonas grises. Yo creo que el discurso de Balza de abril del '95 fue un discurso institucional. Soy católico y fue como un acto de contrición. Como golpearse el pecho y decir "ésta es mi responsabilidad, la responsabilidad institucional del Ejército". Bueno, eso ya se hizo una vez, ya está, ¿cuántas veces más se va a hacer?
- ¿Cree que otras instituciones debieron realizar una autocrítica similar a la del Ejército?
- Creo que algunos más debieron haber hablado, porque en ese pasado que lamentable vivimos tenemos una cuota de responsabilidad cada uno de los argentinos. Hay que ver las tapas de los diarios de esa época para darse cuenta de la violencia desbordada en todos los sectores. También creo que algunos lo hicieron. La Iglesia, de una forma lo hizo, otras fuerzas lo hicieron, algunos sectores dieron algún tipo de explicación. Quienes ocuparon las Fuerzas Armadas en ese momento, quienes ocuparon el poder del Estado, tuvieron una responsabilidad adicional porque no supieron enfrentar desde la ley un problema que era general.
- Las Fuerzas Armadas tienen frentes judiciales abiertos en varias direcciones...
- Uno es en el exterior, con causas en España, Francia, Italia, Alemania e Israel. Ese es un tema que el Estado debe resolver más allá de cualquier opinión que puedan emitir las Fuerzas Armadas. El otro tema es el de los bebés, el de la supresión de la identidad. Es un delito aberrante, no está amparado por ninguna legislación y está en manos de la Justicia, que será la tendrá que analizar y establecer las responsabilidades y las penas a quienes les quepan. En ese tema, el Ejército no tiene otra opinión que la que acabo de decir. En cambio, el tema de la búsqueda de la verdad es el que más nos ocupa porque estamos viendo que el camino seguido hasta ahora no parece ser el más apropiado, porque no ha conducido hasta el día de hoy a ningún logro, no hay ningún elemento positivo. El militar es un ciudadano de uniforme, que tiene obligaciones y derechos. A las obligaciones las vamos a cumplir y a los derechos los vamos a ejercitar, porque somos tan ciudadanos como cualquier otro. Nadie está obligado a declarar contra sí mismo, es un artículo básico del derecho. Eso es lo que está pasando y es lo que está creando esta sensación de que no se avanza. No logramos avanzar hacia una verdad que nosotros preferimos que sea completa.
- ¿Y qué condiciones tendrían que estar dadas para que se avance?
- Lo que nosotros decimos es que en esto de la verdad debemos encontrar mecanismos alternativos. No excluimos para nada a la Justicia. La Justicia tiene que seguir avanzando, como un camino más. El Ejército nunca le dijo "no" a la Justicia, de ninguna manera. Pero queremos explorar otras alternativas. Por ejemplo, podemos reunirnos, conversar, ver cómo avanzar; debemos conocernos, marcar paso a paso, cómo comenzó este pasado, cómo sucedieron los hechos y qué se puede aportar y a partir de ahí podemos llegar a encontrar lo que hoy no tenemos. Tengo la esperanza de que avanzando, alguien puede aportar otro tipo de información.
- ¿Es una condición fundamental crear una mesa de diálogo para avanzar?
- Creo que es un camino más y si alguien dice que esto de la mesa de diálogo no camina y es rechazado y procura otra cosa, vamos a sumarnos a esa otra cosa. Nosotros no somos dueños de ninguna idea, somos quienes procuramos algunas ideas, a veces. Pero si alguien tiene otras ideas o caminos, emprendámoslo. No queremos quedarnos con el golpe en el pecho y nada más. Si este camino no es bueno, busquemos otro camino. No hay ninguna limitación. La Justicia, que siga actuando. Pero convengamos todos que hasta ahora no hay ningún avance.
- ¿Balza está en desacuerdo con la mesa de diálogo?
- Alguien transcribió que él no es muy proclive a eso. Lo que manifestó conmigo no es lo que transcribieron los diarios.
- ¿Con usted se dijo de acuerdo?
- Sí, él lo ve como una posibilidad más.
- Usted dijo que hay sectores que no han hablado sobre lo que pasó en el pasado. ¿Podría individualizarlos?
- La Justicia tal vez podría haber hablado. Aunque yo creo que la Justicia habla a través de la sentencia. La sentencia de la Cámara federal que juzgó a los ex comandantes debería ser recordada mucho más frecuentemente y en forma completa. Porque reconoce que ha habido un conflicto de magnitudes en el cual, sin esas condiciones, la respuesta del Estado posiblemente hubiera sido otra. Algunos que en aquel momento constituyeron organizaciones terroristas, subversivas, combatientes, como se daban a llamar en ese momento, se autotitulaban combatientes. Gorriarán Merlo dijo que eran cinco mil combatientes y Firmenich también declaró que eran todos combatientes... Ahora que lo pienso, en ese sector más de uno ha hablado. Por eso yo digo que si todos hemos hablado en su momento, por qué no nos podemos reunir y hablar un poco más. Esa es la idea: que el derecho a la verdad es un derecho legítimo de un sector de la Argentina, que no es para nada incompatible con el también legítimo y justo derecho de la reconciliación.
- ¿Cómo explica la visita del general Eduardo Alfonso, secretario general del Ejército, a uno de los detenidos en estas causas?
- Alfonso fue a saludar a un suboficial mayor detenido como testigo que se niega a declarar y queda preso. Más de uno que tiene información en su memoria - yo arriesgo, porque no tengo ninguna constancia- estaría en condiciones de aportar algún tipo de dato en un marco en el que no hubiera una condena mediática o social anticipada.
- ¿No teme que esto sea interpretado como una actitud extorsiva?
- Sí, creo que es posible que alguien piense así, y mi respuesta sería "está bien, no hagamos nada". ¿Qué es más fácil? Posiblemente lo más sensato sería que alguien dijera "no hagamos nada" y dejemos todo como está. Yo me niego, por más que no sirva de mucho.
- Usted presenta el viaje de Alfonso como una decisión administrativa, pero no se puede negar que tiene un alto contenido político. Usted, a diferencia de Balza, parece más activo en ese sentido, de prestar solidaridad institucional a quienes están afectados por este tipo de causas, ¿esto es así?
- Las diferencias de gestión en todos los órdenes, en todas las empresas, son inevitables. Lo que sí es seguro es que el general Balza, durante sus ocho años de gestión, no tuvo ningún oficial ni suboficial detenido. El primer detenido fue el 13 de diciembre, cuando yo juré.
- ¿Lo sorprendió la reacción negativa de los organismos de derechos humanos frente a la propuesta de armar una mesa de diálogo?
- Me malinterpretaron o supusieron que esta eventual mesa implicaba un no a la Justicia, y jamás hay una sola declaración mía con un no a la Justicia. No la puede haber, porque nunca pasó ni siquiera por nuestras mentes.
- ¿Qué ámbito imagina y qué actores deberían participar?
- Deben participar dirigentes políticos, integrantes de la Justicia, de organismos de derechos humanos, de las Fuerzas Armadas, de las iglesias, para dar un ámbito particular a todo esto. Por ahí tendríamos que empezar.
- Parece claro que sin apoyo político, esta idea no podría funcionar. ¿Usted lo consultó o tuvo algún guiño del Gobierno?
- Esto lo hemos hablado con diputados y senadores, con miembros de partidos y, en general, todos lo ven como una cuestión en principio positiva.
[Fuente: Jorge Grecco, corresponsal en la ciudad de Buenos Aires, de la Voz del Interior, Córdoba, Argentina, 26jul00]
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