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29mar12


Sinopsis de la 26.ª audiencia del segundo juicio contra los represores de la
Base Naval de Mar del Plata


JUICIO BASE NAVAL II
Vigésimo sexta audiencia 29/03/12

Un testimonio que complica a Racedo

José Luis Ponsico señaló a Ángel Narciso Racedo como "un hombre importante de inteligencia" de la Base Naval de Mar del Plata durante la última dictadura cívico militar, a quien tuvo contacto por sus gestiones para dar con el paradero de su amigo y colega Amílcar González.

Relató que lo conocía por su labor como periodista deportivo dado que Racedo era juez de línea en la Liga Marplatense de Fútbol junto con el árbitro José Francisco Bujedo, inferior suyo en el rango de la Armada. Ponsico ganó su confianza en un partido en que este último cobró un penal dudoso y él fue el único cronista que se quedó hasta una hora después de terminado el encuentro para darle la posibilidad de defender su decisión.

Como un reconocimiento por esa actitud, en marzo de 1976, Racedo recibió a Ponsico en su despacho de la Base Naval. Allí le informó que su amigo estaba en la comisaría cuarta y le mostró un archivo con ficheros que tenían los nombres de distintos sindicalistas, estudiantes y militantes políticos entre los que estaba él. Gracias a esto aseguró que "Racedo era un hombre importante de inteligencia".

Ponsico lo describió como un hombre alto, "de un metro ochenta y pico", robusto, "rubión, con entradas" y con rasgos europeos. Al tiempo supo que lo conocían en la fuerza como "el Comisario Pepe".

Simuladores y ladrones

En primera instancia había declarado Carlos Manuel Barboza sobre la desaparición de sus padres Juan Manuel Barboza y Silvia Ibáñez el 9 de septiembre de 1977 en un operativo conjunto de la marina y la policía bonaerense. Allí se llevaron también al amigo José Changazzo y al vecino Luis Alberto Martínez que llegó en el momento en que los represores ya habían ingresado al domicilio.

"Horas después es secuestrada mi madre conmigo (tenía apenas 10 meses de vida) y a mí me dejan luego en la casa se los Martínez", relató Manuel. Sobre este episodio Luis Alberto Martínez narró que él mismo se dirigió al correo para enviarles un telegrama a los abuelos maternos del niño, que vivían en Magdalena, informando la situación.

Martínez estuvo secuestrado durante cuatro horas en la Base Naval, encapuchado y sentado en una silla de cara a la pared. "Ese día llegué a mi casa después de la facultad y como Barbosa me estaba arreglando el motor de la moto fui a ver como estaba. Cuando llego había un operativo", contó.

Durante las cuatro horas de cautiverio escuchó que a Changazzo y Barboza les preguntaban por un campo que estaba pasando el Cementerio Parque. "En el interrogatorio gritaban por los golpes", afirmó.

Cuando lo liberaron le dijeron que "esto lo hacemos por el bien de la patria" y le advirtieron que "no se lo cuentes a nadie"- aseguró- "porque me iban a venir a buscar". Contó que "después vinieron con unos camiones y se llevaron todo de la casa de Barboza". Y que a los 20 días aproximadamente "aparece un operativo del ejército con los medios y dan a conocer lo que había pasado. Decían que en esa casa fabricaban armas".

Martínez también narró que al año "vino a vivir gente, intrusos, que eran familias de militares. Durante años estuvo esa situación, incluso durante algunos años de democracia".

Otro simulacro

Por último, María Cristina Toti contó los operativos que derivaron en la desaparición de su esposo Eduardo Caballero. "El 2 de septiembre del '77 vinieron unos hombres armados de la policía a casa buscándolo pero mi marido estaba en la casa de la madre", relató.

Simultáneamente hicieron un operativo en la casa de los suegros donde unas personas lo interceptaron a Eduardo y lo introdujeron en un auto. Esto se lo contaron los padres de su marido que estaba viendo los hechos por la mirilla de la puerta.

"A las dos horas volvieron preguntándome por una chica, Silvia, que era amiga de mi marido, y venían todos los días a buscarla hasta que el 7 de septiembre apareció y le dije que la estaban buscando", recordó María Cristina.

"Al tiempo fui al Parque Camet a pasar el día con mis hijas y mi suegra y me encontré con la persona que venía a casa por los operativos y me dijo que no lo busque más, que rehaga mi vida. A los tres días, el 17 de noviembre, salió en el diario que Eduardo había muerto en un enfrentamiento", relató.

Al ver la noticia se dirigió a la comisaría del Puerto y le dijeron que había sido un enfrentamiento entre montoneros y el ERP, pero él militaba en el PCML. Allí le mostraron fotos del lugar entre la que estaba la de su marido "pelado, muy flaco y con un hilo de sangre que le caía".

Mar del Plata, 29mar12
Corresponsales del Equipo Nizkor

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