 | Este documento ha sido publicado el 27sep04 por el Equipo Nizkor y Derechos Human Rights |
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02abril04
Secuestros, asesinatos, complicidades.
El secuestro y asesinato del jóven Axel Blumberg por banda de delincuentes; provocó una de las movilizaciones sociales más numerosas realizadas en todo el país. La indignación e impotencia frente a los secuestros extorsivos que se suceden, tienen en tensión a toda la sociedad. El pueblo se manifestó acompañando el dolor de la familia de Axel y reclamando a las autoridades "seguridad" y mas "seguridad", frente a la inseguridad que vive la población.
Pero las fuerzas de seguridad no dan respuestas al auge de la delincuencia, con el agravante que, en muchos de los delitos cometidos, están involucradas las mismas fuerzas policiales.
El padre del jóven asesinado, Juan Blumberg, habló a la multitud expresando su dolor y exigiendo "mano dura" a los delincuentes, explicitando diversas medidas de control social, tales como bajar la edad de imputabilidad de los menores de edad; el control de armas, celulares, entre otras medidas a tomar; como si fueran la solución al problema de la inseguridad; lo que genera mayor tensión e inseguridad.
La sociedad argentina está pasando desde hace muchos años por un fuerte deterioro social y ético, por la pérdida de valores y la corrupción en los estamentos del Estado, que el gobierno trata de controlar y superar a través de medidas que permitan restablecer la funcionalidad correcta de las instituciones oficiales.
Esto no es fácil y se viene reclamando desde los organismos de derechos humanos y asociaciones formadas por familiares de las víctimas del gatillo fácil, el caso de Avise, que denuncian la complicidad, la impunidad jurídica y policial.
El problema es estructural y las medidas para resolver la violencia que vive la sociedad, que lamentablemente aumenta, tiene que ver con la situación social del país. La Argentina tiene 25 millones de personas en situación de pobreza, más de 10 millones bajo la línea de pobreza y se mueren niños de hambre y enfermedades evitables. No es solamente un problema de los desocupados, de los pobres, es un problema que sufre toda la sociedad y hay que tener mucho cuidado y prudencia en acusar y confundir la pobreza, con la delincuencia.
Los grandes delincuentes no son pobres, son los que saquearon el país y sacaron los capitales al extranjero. Son aquellos que generaron a los pobres mismos. No son los chicos y chicas, mal llamados "de la calle", los que extorsionan, asesinan, secuestran roban a manos llenas y sacan el dinero del país.
No son los cartoneros, que trabajan honradamente para alimentar a sus familias. No es bajando la edad de imputabilidad de los menores de edad, para penalizarlos, como se van a resolver el problema de la violencia, de los secuestros extorsivos y los asesinatos.
Quienes cometen esos delitos deben ser penados por la ley y debe reformarse el sistema penitenciario para evitar las complicidades. Es necesario volver al "policía de la esquina", que conoce al barrio y a las familiar. Es necesario formar centro u "observatorios sociales", en cada barrio entre los vecinos para la seguridad barrial y centros informativos y de prevención social.
No es con más violencia como se superará la violencia que hoy vive el pueblo en todos los órdenes.
La construcción democrática significa participación y no más represión. Y la educación es la base fundamental de la toma de conciencia . Si observamos lo que los medios dirigen diariamente a los jóvenes y no tan jóvenes, tenemos como resultado que el 98 por ciento de las películas y dibujos animados que se ven, son violentos. Eso se graba en las conciencias. Fundamentalmente en los jóvenes se ha instalado la cultura de la violencia. Es necesario revertirla por una cultura de la solidaridad, la participación y la paz.
Es un largo camino por recorrer y hay que hacerlo con serenidad y coraje. Caso contrario tendremos más inseguridad, segura.
Adolfo Pérez Esquivel
02 de abril de 2004, Buenos Aires.
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