EL DILEMA DE LA IMPUNIDAD COMO CONSECUENCIA DE UN MODELO DE PENSAMIENTO ENCONOMICO SOCIAL
Por Gregorio Diónis
Equipo Nizkor y Departamento de Derechos Humanos de OSPAAAL
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Participar en el Seminario Internacional sobre la "Impunidad y sus efectos en los procesos
democráticos" en Chile tiene el desafío intelectual de tener que hacer frente a un modelo de estado
pergeñado a partir de la elaboración teórica de uno de los mayores intelectuales conservadores que ha
dado Estados Unidos, después de la segunda guerra mundial.
Todos sabemos que el general AugustoPinochet es el responsable fáctico del desarrollo de las teorías
de la seguridad nacional en Chile, sabemos de sus instintos prusianos y, podemos afirmar, si creemos
a sus pares, que responsable último de los aberrantes crímenes que se cometieron en este país y dónde
el fundamental fue el de la traición a sus funciones como defensor del estado de derecho que existía
en Chile |1|.
Hoy sabemos por los testimonios recogidos en las actas del Consejo de Seguridad del gobierno de
Estados Unidos que Henry Kissinger sentía verdadero pánico por el desarrollo social de Chile |2|.
En realidad sentía y siente, a mi entender, el mismo terror que el príncipe Metternich frente a los
movimientos democráticos originados en la revolución norteamericana, todo hay que decirlo, y en
la francesa.
Vale la pena recordar que Metternich fue el restaurador del absolutismo en el mundo y que tiene
mucho que ver con el desarrollo de los movimientos conservadores en las revoluciones
latinoamericanas de principios del siglo XIX, a tal punto que su propuesta era no reconocer ninguna
constitución que no fuera una sesión graciosa por parte de una monarquía.
Dicho esto, es bueno recordar que la similitud entre ambos personajes es producto, además, del
interés de Kissinger, de su tesis doctoral |3| que esta basada en la obra de Metternich y si leemos
sus escritos veremos que esta pretensión sería, para este hombre, el mejor epitafio a su propio
pensamiento.
Como hemos venido a reflexionar sobre la impunidad y más concretamente sobre sus consecuencias
en los derechos económicos, sociales y culturales, uds. podrían preguntarse legítimamente que
relación hay entre esos personajes y la impunidad.
La respuesta la pretendo elaborar a partir de otro personaje histórico poco conocido pero de gran
relevancia en la historia de los derechos del hombre, en la historia de la dignidad humana. Thomas
Paine que fue el revolucionario que unió, material e intelectualmente, las dos primeras revoluciones
democráticas, la norteamericana |4| y la francesa, fue nombrado por el parlamento francés |5|
responsable de contestar a Mr. Edmund Burke, padre de las doctrinas conservadoras modernas, ante
el despiadado ataque de éste al parlamentarismo, la igualdad y las consecuencias que, para la nobleza
británica, surgían de aquellas revueltas |6|.
Y he aquí que Paine eligió como título a su respuesta el de "Los derechos del Hombre" |7|. Esta
sería una de las obras más editadas en aquella época y le costaría la condena a muerte por parte de los
tribunales de su Graciosa Majestad, de la que se salvaría, según la leyenda, por la intervención del
poeta Blake |8|que lo ayudó a cruzar clandestinamente el Canal de la Mancha.
Estos son los principios que nacieron en aquella época. Eran al entender de Paine la racionalización
de la libertad, eran el reconocimiento de los derechos del individuo frente al irracionalismo político
derivado del integrismo y el absolutismo. Esta obra a la que me refiero fue escrita entre 1791 y 1792,
hace exactamente 200 años. Sin embargo todavía no esta cerrada la polémica.
La crítica más feroz, que hace el señor Kissinger, a los modelos de política exterior en sus
conferencias privadas que vende a razón de 50.000 dólares, es el dejarse llevar por la "vigencia de los
derechos humanos" y no reconocer que sólo existe el poder |9|. Este error es el que él no cometió
nunca.
Pero este también es el pensamiento expuesto públicamente por el actual canciller argentino, Guido
Di Tella, en una conferencia "of the record" dada en Madrid |10| y de la que fuí testigo. Allí utilizó
para justificar las leyes de impunidad en argentina los mismos argumentos que usará Burke en 1790.
Defendió el pensamiento de Edmund Burke como si se tratará de un asesor del gobierno que
representaba. Y les aseguro que no tenía nada que ver con la defensa de los burgos podridos que tan
bien organizan en Argentina.
A este pensamiento le incluyeron el pensamiento alemán derivado de las doctrinas jurídicas españolas
y cuyo mejor representante ha sido Carl Schmitt y que tuvo su reflejo en dos doctrinas que han sido
básicas para el establecimiento de las políticas que fueron la causa de llegar al dilema de la impunidad.
Estas fueron:
a) la denominada dialéctica del amigo enemigo
b) la justificación del líder-caudillo como origen legítimo de las leyes |11|.
A la que sólo cabría agregar las teorías sobre el derecho racial que, actualmente, reflejan algunas
constituciones como la de Croacia.
Libertades sociales y culturales.
Para no cansarlos dejo aquí la exposición de los motivos políticos que derivaron en la violación
sistemática de los derechos económicos y sociales y solamente agregaré que para este modelo que se
pergeño a partir de estas ideas reaccionarias y podríamos decir que premodernas, los derechos
humanos eran el objetivo a combatir.
Estos eran molestas consecuencias de las políticas débiles de gobiernos irreflexivos, usando la retórica
consecuente con ese discurso. Y si estos eran los problemas las soluciones pasaban por la eliminación
de estos derechos y consecuentemente con la represión sistemática de los que los defendían.
Este hecho explica, a mi entender, el que las víctimas de la represión suelen ser de todo el espectro
ideológico por lo menos en términos cualitativos. Estructuralmente, en términos de análisis de
sistemas, el sector más representativo está dado por los dirigentes sociales y políticos que creyeron en
que los derechos del hombre eran la demostración del uso de la razón en los sistemas políticos y
sociales modernos |12|.
Derechos Humanos y Modelo económico.
Es trágico ver como economistas aparentemente educados en universidades son capaces de defender
modelos económicos basados en la violación sistemática de los derechos civiles y políticos. Muchos
de ellos además creen que están usando las ideas de Adam Smith y su mano invisible, sin saber que,
en su época, este hombre defendió justamente lo contrario y significó precisamente un intento de
racionalizar la modernidad.
Sin embargo lo que ocurre es que utilizan la economía como un instrumento ideológico frente a las
libertades. Han dejado de pertenecer a la colectividad científica basada en el utilitarismo del bien
común para convertirse en instrumentos de las corrientes más reaccionarias que se dieron después
de la revolución francesa.
Estos modelos que reemplazan las libertades por la eficiencia de la curva de oferta - demanda son
complementarios al uso de las doctrinas irracionales derivadas del discurso conservador. Y una vez
puestas en marcha no tienen más vías que la violación sistemática de los derechos civiles y políticos
|13|.
Para ellos la impunidad no es una consecuencia de la violación de los derechos humanos, es
simplemente una necesidad de mercado.
Con esto quiero significar que el ejemplo de desarme de los instrumentos y organismos que están en
la base de la libre determinación de los ciudadanos de un país se convierten en condiciones necesarias
del modelo.
Es imprescindible romper la estructura familiar para que una familia indígena olvide sus tradiciones
culturales. Es imprescindible romper la estructura sindical que defiende la dignidad de sus
representados. Es imprescindible romper la estructura de los organismos de derechos humanos
(recordemos Colombia o Perú en estos momentos) que se han creído el discurso de la modernidad.
Es imprescindible romper la estructura social que permite que los más desfavorecidos se expresen
públicamente en forma coherente y racional, para ello es necesario que los sistemas educativos no
sean elaborados a partir de estos supuestos de libertad, solidaridad y fraternidad. Es imprescindible
que la racionalidad sea reemplazada por la ley de la oferta y la demanda, por la ley del más fuerte, en
definitiva por la ley de la selva.
El derecho humanitario como arma.
Pero ni Henry Kissinger, ni Pinochet, ni Guido di Tella, ni los que juegan a la desestabilización
racial de Europa pueden escapara a un dilema generado por la propia historia. La legitimidad de los
sistemas políticos derivados de la revolución americana y francesa (en los que incluyo a los llamados
socialismos |14| reales) exigen como condición necesaria la racionalidad jurídica establecida por los
representantes del pueblo.
Y todos sabemos que ya en la declaración de derechos humanos de 1793 se establecía la no
prescripción de los delitos cometidos por funcionarios públicos. Todos sabemos que los juicios de
Nuremberg sentaron una base doctrinal en el derecho internacional de la cual los hombres como
Paine no hubieran renegado, aunque posiblemente hubieran querido que tuviera alcance universal
|15|. De la misma manera que sabemos que la apelación ante la Corte Suprema de Estados Unidos
de Tomoyuki Yamashita sentó un precedente que preocupa a los asesores legales de muchos
criminales de estado.
Pero estamos ante verdaderos teóricos de la restauración conservadora. Metternich hubiera estado
orgulloso de ellos. Y ante el dilema que se presenta encontraron unas pretendidas soluciones que son
las que hay que desmantelar y enfrentar con toda la fuerza que nos da el ser hombres libres.
La primera respuesta fue los sistemas de leyes aberrantes determinadas por le uso de la fuerza y no
por la razón del derecho. Este sistema tiene la perversidad de la Santa Alianza: solo existe la libertad
si está concedida graciosamente por el mismo que la violó. En este sistema de pensamiento la
cohersión violenta, reemplaza al absolutismo.
La segunda respuesta es el desmantelamiento del estado social de derecho que ajuste la oferta y la
demanda, no que redistribuya las rentas o defienda a los más débiles. Y para ello hay que desmontar
o dejar de aplicar cada uno de los derechos que hoy llamamos derechos sociales y culturales.
El hombre sólo, en un mundo vacío.
Esto quiere decir que si dejamos que se implanten definitivamente los modelos de impunidad en
América Latina, en Africa, en Europa |16|, corremos el riesgo cierto (en términos estadísticos) de
perder las libertades que el Pacto Internacional de Derechos Sociales y Culturales pretendió
universalizar.
Los modelos de impunidad pretenden resolver el dilema que representan la democracia, las libertades
y la expresión del uso racional de ambas que son los derechos humanos, pretenden la "vanidad y la
presunción de gobernar hasta más allá de la tumba..., en la más insolente de todas las tiranías", como
tan bien respondiera Paine a Mr Burke.
Y esto es así porque como decía Jeremy Bentham "del poder de perdonar sin límites surge la impunidad
de la delincuencia en todas sus formas, de la impunidad de la delincuencia en todas sus formas, la
impunidad de todas la formas de maldad, de la impunidad de todas las formas de maldad, la
descomposición de los gobiernos, de la descomposición de los gobiernos la descomposición política de la
sociedad".
Posiblemente uds se pregunten dónde están las consecuencias modelizadas y yo les diría que aún
estamos a tiempo de enfrentar al modelo, de responder a la aberración. Todavía no tenemos un
modelo definitivo. Todavía hay millones de hombres libres que desean impedir que estos modelos se
universalicen. Todavía no han humillado la memoria de la humanidad en forma definitiva y hoy
hemos venido aquí a este país origen de la teoría de la soberanía limitada a exponer nuestras
reflexiones y decir claramente que es un grave error admitir la limitación del derecho a la justicia y
del derecho a la verdad.
Restaurar estos derechos significa devolverles a nuestros hijos y nietos la libertad. Lo contrario es
aceptar los principios maquiavélicos que defiende Henry Kissinger y donde el mundo político y social
pierde toda conexión con toda forma de vida ética y cultural. Dónde el hombre se encuentra sólo, en
un espacio vacío |17|.
Notas Finales
1. Posiblemente esta sea la razón profunda del asesinato de Orlando Letelier. Cf. Joan E. Garcés y Saul Landau
presentadores de "Orlando Letelier: Testimonio y vindicación", Siglo XXI de España, julio de 1995.
2. Cf. S.M. Hersch, "The Price of Power: Kissinger in the Nixon White House", Nueva York, Summit, 1983.
En esta obra se cita a Roger Morris, miembro del National Security Council bajo la dirección de Kissinger.
3. Henry A. Kissinger, "A World Restored: The Politics of Conservatism in a Revolutionary Age", The
Universal Library, Grosset and Dunlap, Nueva York, 1964.
4. Escribio "El sentido común" que se considera la obra que desató la ruptura con el modelo de monarquía
británico y la teoría de la representación popular.
5. Era amigo de Condorcet y con él fundo la Societé Républicaine. Fue miembro de la Convención como representante
por el Pas-de-Calais. Participó en la redacción del Constitución francesa. Una biografía actualizada de Paine se puede
encontrar en: Bernard Vincent, "Thomas Paine ou la religion de la liberté", Aubier, Paris, 1987.
6. La obra en cuestión es "Reflexiones sobre la revolución francesa" que aparecieron en noviembre de 1790. El
análisis que hace Paine de la Revolución Francesa es justamente científico, frente a la crítica irracionalista de Burke, el
más inteligente de los críticos de la democracia.
7. Thomas Paine, "Rights of Man", se publicó en marzo de 1791 la primera parte y, la segunda en 1792.
8. Fue sometido a proceso y se libró de ser detenido. Fue juzgado en rebeldía y condenado a muerte.
9. En la introducción a su tesis dice expresamente: "La legitimidad, tal como aquí la entendemos, no debe
confundirse con la justicia. No significa más que un acuerdo internacional acerca de la naturaleza de los
arreglos funcionales y acerca de los objetivos y métodos aceptables de la política exterior."
10. En la sede de la Fundación Ortega y Gasset, en la calle Fortuny de Madrid.
11. Carl Schmitt, "Der Begriff des Politischen", München-Leipzig, 1933 y "Theorie des partisanen,
Zwischenbemerking zum Begriff des Politischen", Berlin, Duncker & Humbolt, 1963. Esta segunda parte
la expusó por primera vez en Zaragoza, España.
12. En general los modelos de la represión no son aleatorios. Responden a métodos de análisis de sistemas
y teorías de los juegos. En su elaboración de estado mayor construyen las listas de víctimas a partir de la
utilización de la técnica de ABC, muy conocida en la logística. Cf,.entre otros: Morton D. Davis, "Game
Theory: A Nontechnical Introduction", Basic Book, New York, 1970. Michael A. Arbib "Brains, Machines
and Mathematics", McGraw-Hill, New York, 1964 y J.W. Schmidt and R.E.Taylor "Simulation and Analysis
of Industrial Systems", Richard D. Irwin Inc, Homewood, Illinois, USA, 1970.
13. Cf. Albert O. Hirschman "Deux siècles de rhètorique rèactionnaire", trad. Pierre Andler, Fayard, París,
1991.
14. Jürgen Habermas, "Zur Rekonstruktion des Historischen Materialismus", Suhrkamp, 1976. Trad
francesa "Après Marx", Fayard, Paris, 1985.
15. "Nazy Conspiracy and Aggression. Opinion and Judgment". Vol. 9. Office of United States Chief of
Counsel for Prosecution of Axis Criminality. United States Government Printing Office, Washington, 1947.
16. En este caso por el avance de la doctrinas raciales dónde tambien el pensamiento de Carl Schmitt tiene
gran importancia, pero más aún la tiene la del germano-argentino Walter Darré. Cf. Édouard Conte et
Cornelia Essner, "La Quête de la Race. Une Anthropologie du Nazisme", Hachette, Paris, 1995.
17. Ernst Cassirer, "The Myth of the State", Yale University Press, 1946.